domingo, 29 de septiembre de 2019

El heroísmo de la visión

"El heroísmo de la visión"

En Sobre la fotografía de Susan Sontag

Es verdad que la fotografía se ha convertido en la medida de lo bello, podrán haber fotógrafos que aborden temas grotescos, decadentes o repulsivos, pero hasta esos temas son un atractivo hacia lo bello de la miseria. Podría considerarse morbo. El hombre goza también de lo socialmente inaceptable pero cargado de deseo. 
El vínculo que hay entre realidad y fotografía hasta ahora no se ha desprendido de la consciencia colectiva, al contrario, hoy en día se sabe de esta falsedad y se juega con ella. Se busca cambiar la realidad que no se acepta, y si no se puede, se modifica la imagen de la realidad, más ahora con el gran avance tecnológico. Todo es una lucha de poder de las apariencias. Se puede observar hoy en día cómo esta supuesta verdad que arrojan las imágenes esta llegando a su fin, un ejemplo son las campañas publicitarias de líneas de ropa para mujer: mostrar personas con cuerpos de formas estéticas difíciles de aprobar dentro del juicio moderno de la belleza, pero que inevitablemente existen. Ya no se puede negar la realidad que no se ve solo a través del lente y bajo el encuadre del fotógrafo. Ahora se sabe de la capacidad de sobreproducción que puede llegar a tener una imagen, se juega con ello y estéticamente hablando es lo que asombra más actualmente. Cosa que no sucede con la fotografía documental, donde se siguen teniendo los lineamientos bien marcados sobre la no alteración de la imagen.
Hoy en día se sabe que cada buen fotógrafo tiene un estilo propio, lo que Sontag llama: visión fotográfica. Y la visión fracturada se emplea para crear ilusiones de realidad como es el caso de plataformas como instagram, donde se encuadra solo lo que se quiere ser visto, un trozo de realidad que pretende dar otro significado a lo que es en realidad, mentir con verdades bien encuadradas.
La influencia de la pintura hacia la fotografía, y viceversa, es un proceso  necesario para el desarrollo de ambas. Es claro como la foto busca representar la realidad, -lo que Duchamp llamó lo meramente retiniano- en el mayor de los casos, y como la pintura pretende representarla también pero de manera personal, pasando por los estímulos y emociones del creador, pero como declaró William Carlos Williams: no hay verdad salvo en las cosas.
Lo bello de la crueldad humana puede ser el tema predilecto de algunos fotógrafos, de otros podría ser el embellecimiento de la humanidad y su realidad, o la búsqueda de la forma; cualquiera de estas posturas terminará siendo objeto de colección y posesión de la humanidad para la humanidad. La fotografía crea una distancia de nuestra propia realidad, y esa distancia nos hace creer tener el control de ella. La búsqueda del tema a explorar y capturar, podría solo ser el pretexto perfecto para ser víctimas de la industria fotográfica por muchos años más.

Objetos melancólicos

Objetos melancólicos

En Sobre la fotografía de Susan Sontag

Más allá de considerar el surrealismo como un tema más, que forma parte del repertorio de obsesiones que pueda tener un fotógrafo en su búsqueda de la imagen, Sontag esta convencida de que el surrealismo es la médula de esta práctica, que hace un duplicado del mundo, de una realidad de segundo plano; una realidad más veraz que la vida misma al verse en perspectiva; tanto social como temporal. Aprueba el azar y el error en cuanto a su representación, más no en su capacidad de máquina que opera para mostrar la verdad. Con base a esa perspectiva se puede considerar a la vida como fragmentos de momentos melancólicos, donde su peso recae en el resultado de saberse capturados o no; la memoria se olvida pero la realidad (en papel o digital) perdura y se recuerda para extrañarse, para recordar que cierto hecho ocurrió, que algún sentimiento existió, que hubo historia. 
Somos presos de la historia fotográfica, nos clasificamos, nos coleccionamos, existimos a través de los otros, en si fuimos lo suficientemente ricos, exóticos o pobres para ser fotografiados. De haber pertenecido a uno de los dos extremos preferidos por el interés del lente. 
El hombre moderno se sabe presa de él mismo, se juzga y se ve a través del ojo ajeno y se esfuerza por ser digno de modelo representante de su época. Situación que se acrecenta más en el mundo globalizado, a comparación de la vida rural y relajada de alguna comunidad lejana, ésta última siempre presa de la primera: "la otra mitad". La realidad del pasado que confronta el presente y el presente real determinado por la unión de ambos tiempos. Todo se altera mutuamente. El tiempo se vuelve objeto de consumo. "La fotografía es el inventario de la mortalidad". Se busca tener dominio sobre la vida al situarse fuera de ella y contemplarla en su propio espacio de comfort. Tocar la vida convertida en objeto. Fantasear la realidad ajena y compararla con la propia en un mismo tiempo sin intentar comprenderla más que poseerla. 






miércoles, 18 de septiembre de 2019

Estados Unidos visto por fotografías, oscuramente.

Estados Unidos visto por fotografías, oscuramente.

En sobre la fotografía de Susan Sontag

Analizando el mundo fotográfico estadounidense de los años cincuenta, no difiere mucho del mundo de ahora en México. Unos quieren unificarlo como una familia, otros quieren mostrar la diferencia de individuos que viven en él. Esta disparidad radica en las vivencias propias de cada artista y sus preocupaciones en como es mostrado el mundo en el que viven. Warhol acostumbrado a ver de todo se compara con Diane Arbus en busca del tema de lo mosntruoso, lo extraño; porque ella vivió lo contrario, quiere emoción. Y es ahí donde donde comparo estos dos tiempos y países y el tema a tratar. El año pasado una chica francesa estudiante de cine, retrata a la comunidad de Santa María La Ribera, son "monstruos" para ella, quiere salir de su burbuja de comfort francesa, quiere acabar con el tedio de su vida perfecta, registra y regresa a su país. Un año después, la chica que metafóricamente adopta desaparece. En mi juicio, le dió visibilidad: "quien se fotografía es una celebridad". "Fotografiar es conferir importancia" y ahí están los resultados. Afortunadamente la niña está a salvo. No son los años cincuenta en Estados Unidos, es México ahora y las consecuencias son amplias y cito aquí a Arbus: "la fotografía era una licencia para ir a donde se me antojaba y para hacer lo que quería".
El fotógrafo siempre está fuera de la situación, por tiempos se puede incluir pero siempre tiene un pie (u ojo) fuera de ella. El suicidio y el dolor son otros puntos a tratar. Los temas que persigue y como los retrata dicen mucho de él y su víctima. Es así como se crean diferentes estilos de fotografía.

En la caverna de Platón

En la caverna de Platón

En Sobre la fotografía de Susan Sontag

Afirmar que la cámara viola sin tocar me parece una afirmación demasiado fuerte, pero muchas veces real, aunque prefiero decir al acto de fotografiar y exponerse a los ojos de la multitud que nos mira como: Ojos que te tocan. Porque el acto de fotografiar termina, en estos tiempos, en la publicación de la imagen en cualquier plataforma de internet (en la mayoría redes sociales) o pocas veces impresa, para dar fin al ciclo de la imagen, cumpliendo a su paso con deseos implantados por el capitalismo al que ya no se puede escapar. Muy pocas son las personas que hoy en día priorizan su privacidad o evitan sacar un smartphone para reafirmar su propia existencia y experiencias en un registro visual.  Coleccionar la propia vida y la ajena. Llegar hasta el punto de la muerte por tomar una selfie parece ridículo pero pasa. Estamos en un mundo deteriorado en valores, sustituidos por la constante aprobación de los demás y en el consumo  rápido de la información en el menor tiempo posible, en resumen: el meme. Como dijo Susan Sontag: las imágenes pasman, las imágenes anestesian. Son un parteaguas en la manera de ver el mundo y vivirlo. En mi caso, el día que visité el anfiteatro y pude fotografiar cuerpos humanos en descomposición, llenos de formol. El periódico, la televisión, el internet, cualquier pantalla se da el permiso de mostrar fotografías fuertes en todos los sentidos, nos contaminan la mente, tiempos líquidos. Ahora se explota la propia imagen. Nos comemos a nosotros mismos a través de los ojos. El poder de la imagen desde las cavernas hasta el blackmirror y no va a parar.